LA LEY UNIVERSAL DE LA CAUSA Y EL EFECTO: EL CAMINO A LA FELICIDAD
Una de las preocupaciones con las que nos despertamos día a día es saber que vendrá, y en esa preocupación pasamos tiempo valioso que deberíamos dedicarlo a disfrutar lo que en el presente se nos entrega.
En búsqueda de la FELICIDAD.
Una regla fundamental, y pienso que la más importante, en lo que vendrá, está íntimamente atada a lo que entreguemos para que la realidad de las otras personas sea mejor. Cuando logró que alguien sea feliz estoy enviando vibraciones positivas al universo, las que producirán nuestro futuro.
Con ello la comprensión de lo que vendrá está referido a como afrontamos nuestro presente, cada segundo de nuestra existencia que vivimos se convierte inmediatamente en pasado, nunca regresará, ni mejor ni peor. Y el siguiente segundo que esperábamos se convierte en presente, luego el futuro termina nunca existiendo como un espacio o un tiempo definido, y por ello el temor que surge ante lo desconocido. Hay que temer a nuestras acciones egoístas, que juzgan, excluyen, discriminan, ofenden y que determinan lo que será nuestra vida.
Lo que ocurre en el futuro cuando se convierte en presente, no es otra cosa que las consecuencias de nuestras acciones pasadas, es decir, de lo que hicimos en el presente que ya paso. En el tiempo, ningún camino recorrido puede volver a ser andado. Lo que somos como seres en el momento que iniciamos este texto será diferente al momento de terminarlo, porque fue otro tiempo, fue otro el oxigeno que respiramos, fue otras cosas las que vimos, las que sentimos, las que olimos. El café que nos tomamos ya no lo será más para nosotros.
Si pensamos que en la vida tenemos el libre albedrio de realizar acciones de generosidad o egoísmo, también podremos entender que los únicos que construimos el presente somos nosotros, y que somos una consecuencia de reglas universales que definen las consecuencias positivas o negativas como resultado de una causa positiva o negativa. Si impregnamos a todas nuestras acciones existenciales energía de vibración positiva nuestro universo se moverá en ese sentido. Lo mismo ocurre en el caso contrario.
Cómo SUPERAR EL PASADO.
En la vida encontramos muchos caminos que nos conducen a infinidad de lugares, podemos escoger el camino, pero pocas veces conocemos que nos espera al final de este. No siempre el camino corto es el que nos lleva al mejor lugar, tampoco hay garantía que el largo y tortuoso lo sea. Podemos pasar la vida paralizados por el miedo a lo desconocido a lo no vivido, podemos pasar la vida lamentando sobre todo lo que encontramos en nuestro camino y lo que nos tocó caminar. Igualmente, podemos vivir cada momento sin preocuparnos del qué será, de lo desconocido, abandonando los miedos, los prejuicios, los apegos y entregar todo lo que tenemos sin esperar nada a cambio. Cerremos cada capítulo de nuestra vida sin la pretensión de volver a vivir lo mismo, pero mejor. Tomemos riesgos a lo desconocido a lo que evitamos, a lo que prejuiciamos, pero que nos hace felices. El pez solo percibe que vivía en el agua cuando lo sacan de ella.
La vida es un momento mágico, nos levantamos en la luz de un nuevo existir cada día y todo aparece y desaparece en cuestión de segundos. Cada instante es aire que respiramos y que no volverá en el mismo estado. En cada instante vemos, escuchamos, sentimos, olemos, tocamos tantas cosas, que en la mayoría de las ocasiones pasan desapercibidas, y solo tenemos conciencia de ellas en el recuerdo. Disfrutemos de esa magia como lo hace el niño quien no cuestiona al mago, que no juzga, que no espera una explicación a cada cosa que ocurre, que ríe y disfruta, y que terminada la función solo espera que venga otra, que no odia al mago al crecer y enterarse que todo era una ilusión. La magia de nuestra existencia está en disfrutar cada momento, cada encuentro, sin juzgar, sin odiar, sin cuestionar al otro por sus acciones, asumiendo el papel del niño y no el del mago. No vivamos en los buenos recuerdos, ni enterremos nuestra vida aferrados en los malos momentos del ayer, ellos son lo vivido y nunca regresan a nuestro existir. Busquemos una sonrisa en las personas que entregan todo lo positivo a la vida, vivamos intensamente esa sonrisa, ese gesto, esa pequeña acción de amor al universo, ello hará vibrar todo a nuestro favor y solo vendrán cosas positivas. La vida es entregar, porque recibir será la consecuencia.
El secreto de la FELICIDAD.
Muchas veces nos preguntamos qué debemos hacer para cambiar las cosas, para que la vida se convierta en felicidad y dejar de preocuparnos por todos los asuntos que aparecen por miles cada día. La respuesta es simple, empecemos por cambiar nuestra visión de nosotros mismos, no nos apeguemos a las consecuencias de los errores, a las falencias, a los miedos. Liberemos nuestro espíritu hacia los deseos. Dejemos que la intuición nos guíe. Pensemos menos y vivamos más. dejemos atrás el ayer, que ya paso y nunca más volverá. Si vas a regalar una rosa, hazlo hoy, quizá mañana ya no tengas a quien hacerlo.
Dejemos que en nuestra vida solo ocurran cosas buenas, Alejemos todo aquello que trae conflicto, ira, envidia, odios, venganzas. El propio universo, en cualquier momento, se encargará de mostrarnos los verdaderos sentimientos, develando todo lo disfrazado, y dejando fluir lo verdadero. No permitamos que la sombra de otros oculte nuestra luz y nos llevan o mantengan en la oscuridad. La vida surge con el despertar y de nosotros depende salir a la luz de ese maravilloso día o quedarnos en la penumbra de la noche que terminó.
Si juzgamos a las personas por sus palabras solo veremos la apariencia, si juzgamos sus acciones siempre tendremos certeza del verdadero ser. Las palabras están hechas para lo que queremos oír, las acciones encarnan la verdad de nuestra existencia. Puedes repetir 49 veces una palabra, puedes hacer una vez lo que ella significa. Prueba no decirlo tantas veces, prueba hacerlo una sola vez. No tomes decisiones por la verdad de la apariencia, preocúpate por la esencia de cada ser en tu vida.
DIOS nos quiere en una vida de FELICIDAD.
Creer en un Dios, en un ser superior, en la luz universal, nos abre a una dimensión de trascendencia existencial, nos acerca a él, nos permite volver a la luz. Pero solo nosotros construimos nuestro camino con nuestras acciones. Esperar que los milagros surjan de repetir palabras al cielo y no hacer nada para generarlos, nos coloca en una burbuja que nos aísla de los problemas, pero jamás los soluciona. La luz nos permite observar el camino, pero el recorrido lo hacemos y decidimos nosotros. Recuerda que cualquiera que sea tu creencia Dios siempre es VERBO (acción).
podemos tener conciencia plena de nuestros actos, de nuestras palabras y de todos los efectos que ellas generan, sin embargo, nuestra condición humana hace que sean inevitables. Los grandes problemas, las guerras surgen de acciones mal entendidas, de no mirar hacia dentro antes de lanzar el primer ataque a quien convertimos en nuestro enemigo.
El ego nos reencuentra con parte de nuestra propia esencia, lograr el equilibrio implica sobrepasar el apego a nuestro propio ser y todo lo que de él deriva. Admitir lo que consideramos torpeza como parte del entendimiento de como son las cosas, reconocer en el otro un ser diferente, contrario y divergente.
La felicidad no la vamos a encontrar al final del camino, ella ha estado siempre al principio de ese camino, el lugar de donde partimos y donde debemos regresar si queremos reencontrarla.